Internet nos sorprende hoy con la grata oportunidad de poder localizar el teléfono móvil que dejamos extraviado y, a través de él, encontrar las llaves o la billetera, que desaparecen de nuestra vista en el momento más inoportuno.
Podemos localizar el vehículo que nos robaron y avisar a la policía para que capturen al ladrón o, bien, dirigir las cámaras IP de nuestra casa o empresa desde la oficina donde estamos trabajando cuando el sistema de vigilancia nos avisa sobre algún peligro.
Las capacidades de internet para proporcionarnos una actividad más práctica, provechosa y placentera, en todas las actividades de la vida, apenas asoman. La interconexión digital de los objetos que nos rodean, en la vida cotidiana, avanza aceleradamente.
Miles de millones de cosas
Se estima que para 2020 habrá 25 mil millones de dispositivos conectados a través de internet y que, entre las cifras aún concebibles, se llegarán a codificar entre 50 y 100 mil millones de objetos y seguirles el movimiento, todo si se toma en cuenta que todo ser humano está rodeado por entre mil y 5 mil objetos.
A este fenómeno de codificación y seguimiento se le conoce como “Internet de las cosas” (IoT), “Internet de todas las cosas” o “Internet en las cosas”. El asunto está en recopilar datos, controlarlos y “dar vida” a todos los objetos que nos rodean.
Wikipedia nos simplifica la definición: “Por ejemplo, si los libros, termostatos, refrigeradores, la paquetería, lámparas, botiquines, partes automotrices, entre otros estuvieran conectados a internet y equipados con dispositivos de identificación, no existirían, en teoría, artículos fuera de stock o medicinas caducadas; sabríamos exactamente la ubicación, cómo se consumen en el mundo; el extravío sería cosa del pasado y sabríamos qué está encendido o apagado en todo momento”.
La utilidad del internet de las cosas se vería en la inmensa mayoría de las actividades humanas y, sólo a manera de ejemplo, podríamos señalar las siguientes:
- Acceso a todas las cosas: Los objetos son referenciados por otros agentes, como servidores centralizados que actúen para sus propietarios. Incluye a todas las cosas, no sólo las electrónicas e inteligentes.
- Medicina y salud: Los dispositivos pueden utilizarse para el monitoreo remoto de pacientes y sistemas de notificación de emergencias. Pueden ser desde monitores de presión sanguínea y control de pulsaciones hasta dispositivos con capacidad para monitorear implantes como marcapasos, pulseras electrónicas o audífonos. Ya se están utilizando, por ejemplo, camas que detectan cuando están ocupadas y cuando un paciente intenta levantarse.
- Aplicaciones de consumo: Incluyen automóviles conectados, entretenimiento, automatización del hogar, tecnología vestible, salud conectada y electrodomésticos como lavadoras, secadoras, aspiradoras robóticas, purificadores de aire, hornos, refrigeradores.
No tardará el momento se dice en que un cirujano pueda realizar una operación a distancia usando un brazo robótico y sensores en el cuerpo, para dar una ubicación precisa de la incisión. “Los automóviles, casas, oficinas e incluso ciudades conectadas también se citan como adecuados para la tecnología IoT”.
Claro que el IoT está “apenas” en proceso. Las grandes empresas de la informática están trabajando en el desarrollo de infraestructuras seguras, ágiles, inteligentes y simples, que ofrezcan valor agregado, reduzcan los costos de operación y de propiedad y proporcionen el ancho de banda necesario para reducir al máximo las interrupciones en la red.
Al hablar de miles de millones de datos, no solo nos referimos a la gigantesca carga de trabajo que significa, para los centros de datos, la identificación y el manejo de la información; también a los desafíos en las áreas de seguridad, gestión de almacenamiento, servidores y redes y el desarrollo de soluciones de infraestructura física, conforme las necesidades vayan cambiando.